17/9/08

ESTUVE EN LA LUENGA EN EL SIGLO XIX

Hay hechos inexplicables, al menos para mi, sensaciones que se escapan de nuestro entendimiento. Este fue uno de ellos.
Unos primos, Santiago y Ana, adquirieron una casa preciosa en la Luenga, un pueblo cercano a Huesca. Nos invitaron a ir y así lo hicimos. Entre la buena acogida y la experiencia que viví las pocas horas que estuvimos allí se hicieron irrepetibles.
Cuando me encontré delante de la casa, una mansión del siglo XIX, un aire especial se apoderó de mí. A medida que iba entrando, cada rincón me parecía familiar. Cuando llegamos a la sala, donde predominaban maderas curtidas por los años, sin dejar de perder esa belleza especial, fue escalofriante. Allí había estado yo. Ana me enseñó vestidos antiguos que estaban en un armario y que ella los encontró así. Mi corazón se llenaba de nostalgia porque todo me resultaba familiar, sentía que en algún momento de mi vida los había llevado yo.
Solo algo comenté que me era diferente, la puerta de la calle, que yo la había visto al lado y en forma de arco. Cual fue mi sorpresa que esa puerta había sido cambiada pero originariamente era como yo decía.
Antes no había oído hablar de este pueblo y mi origen está muy lejos de aquí. Pero cuando recuerdo esa casa, un escalofrío recorre todo mi ser y siento subir las escaleras de forja corriendo contenta por algo y molestándome los encajes de mi falda.
Dicen que cuando una persona sueña que ha estado en un lugar es un fenómeno de desconexión neuronal. Mi caso no ha sido un sueño, ha sido un hecho vivido. Allá cada uno con lo que piense.
Desde mi punto de vista el mundo es más pequeño de lo que pensamos y nuestra mente y nuestra condición de humanos han recorrido distancias y han roto fronteras allá donde han ido.
Lástima no encontrar ninguna foto de lo que os comento, aunque hice bastantes. Parecen jugar al escondite conmigo.

5 comentarios:

Apolonia dijo...

Se me han puesto los pelos de punta leyendo tu historia. Ya sabes que yo creo en estas cosas, porque pienso que la verdad no es tangible y que hay muchas realidades a parte de la que hacemos nuestra. Lo tuyo no fue una simple sensación, sino una certeza. Y yo he aprendido a confiar en los instintos. A veces los adormecemos, porque la sociedad en la que vivimos los va anulando poco a poco.

Gracias a tí, y a otra gente comó tú, he vuelto a creer en las esencias, en lo primario, en lo que sale de dentro. He dejado que volvieran a despertar en mí todas estas cosas que permanecían agazapadas en algún rincón esperando su momento. Antes no han podido salir por culpa del miedo a ser la rarita, a la incomprensión y a las risas injustas.

Me parece tan especial lo que te ha sucedido.... Te envidio...

Un besazo.

REVUELTA dijo...

Gracias por entenderme. Gracias por conocerte. Eso pasó hace tiempo, pero Carlos estaba a mi lado y él obsevó todo lo que iba comentando mientras iba viendo la casa.
Una vez una curandera le dijo a mi madre que yo tenía algo especial. Era niña y sentí miedo. Nunca le he dado importancia. Muchas cosas me han pasado pero yo las he llamado "casualidades".
Pero me encanta que las personas me cuenten cosas que les han sucedido.
Un beso

azagra dijo...

ya lo decian los Burning:...es especiaal...

REVUELTA dijo...

Jejeee! ¿te acuerdas de aquello?

Tenblog dijo...

la energía ni se crea ni se destruye...se transforma
esto para mí es aplicable a todas las energías.
Siempre creí en la reencarnación (ENCANNA!) y leer tu experiencia me ha resultado de lo más gratificante. Esa visualización tan clara, esa calma y esa sensillez al narrarla...Señora que ha vuelto a ser un placer el leerla! que afortunada tú por vivirlo y que afortunados nosotros por brindarte a contarlo...