Carlos haciendo dibujitos a todos entre pochas y rioja. El ambiente daba calor a un día en que nos tuvimos que poner todo lo que pillamos para protegernos del frío.
El pueblo de Azagra lo sentimos nuestro desde que entramos en sus calles. Había algo de magia en su entorno y se adueñó de nosotros todo el tiempo que estuvimos allí.
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