¡Corre!, ¡date prisa!, ¡apuremos el tiempo! Destapa tus miedos. Si me animas yo también lo haré. Podemos subir en globo donde nadie nos mira y comernos a besos. Solo el viento será cómplice de nuestra locura y después… seremos tú y yo haciéndonos un guiño por nuestra aventura.
Una y otra vez la mujer, asomada a la ventana, veía pasar las nubes y se imaginaba un imposible. De pronto, una voz en la lejanía le decía: ¿Está ya la cena?
Las nubes se disiparon, el globo tocó tierra y la cena…Un olor a quemado impregnaba todo el piso. Los besos sabían amargos y la aventura se había evaporado entre el humo.
Otro día lo conseguiré.
2 comentarios:
No me cabe la menor duda de que lo conseguirás la próxima vez... por si acaso pide que otra persona haga la cena, ;)
Definitivamente creo que la otra persona ya no me dejará entrar en la cocina, jejeee.
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