18/8/10

PENDIENTES COMO VESTIDO

Cada persona tiene sus manías. Yo por supuesto también las tengo. Una de ellas es la necesidad de llevar pendientes.
Os contaré una anécdota que me pasó hace tiempo:
Era un día tal vez de primavera, no recuerdo bien la estación del año. Había quedado para ir de fiesta. Me arreglé como mejor pude, incluso os diré que me hice una fina raya en los párpados de un tono azulado, me pinté los labios rosa fucsia y me peiné con los dedos que son el mejor peine para un pelo ondulado. Me puse unos pendientes pequeños en forma de flor que brillaban mucho. Con mi camiseta azul turquesa parecía dar luz a la noche. Me sentía bien. Toda decidida me metí en el ascensor y cuando estaba en la portería, me miré hacia abajo y… ¡cielos, que horror! ¡Qué vergüenza! Me había olvidado ponerme la falda. Toda sofocada volví a casa corriendo sin que nadie me viera para ponérmela. Al final volví a bajar con mi falda estrecha de color azul saturno como si no hubiera pasado nada. Al otro lado de la puerta me esperaban y me dijeron que había llegado cinco minutos tarde. Mi excusa fue… tardé mucho en coger el ascensor (es la excusa cuando hay muchos pisos, jejeeeee).
Cada persona es diferente y yo, sin pendientes, me siento desnuda.

2 comentarios:

XCAR Malavida dijo...

JAJAJAJAJAJAJA

REVUELTA dijo...

El problema hubiera sido si me hubiera visto alguien, pero ya me hubiera imaginado una trola.