“MAGOS SIN FRONTERAS”

Hoy han venido unos magos al hospital. Eran “Magos sin fronteras”. Vestían de colores vivos y traían unas grandes cajas rojas con ruedas. Sus juegos con dados cambiantes de tamaño, sus monedas que aparecían y desaparecían y sus cartas que adivinaban la que pensabas, han conseguido despertar caras de asombro y vivir un rato de ilusión. Lo mejor: aplaudían las manitas y los sueros hacían vaivén.

Felicito a esas personas que llaman a una puerta y traen lo mejor de ellas mismas, lo que saben hacer y lo entregan a los demás.

Me siento mera observadora de lo que acontece en el lugar. Después al ir hacia casa encontraré caravana, llegaré y me pondré a trabajar porque hay mucho que hacer y después… a dormir porque estoy agotada. Y, entre sueños, empezaran a venir imágenes que creeré inconexas. Me levantaré más cansada de lo que estaba y me sentiré despreciable por no hacer lo que verdaderamente deseo, por vivir para trabajar y no al contrario, por gastar mi tiempo en poner lavadoras y ordenar lo que al día siguiente volverá a estar igual.

Una casa patas para arriba a lo mejor no está tan mal si enderezamos nuestras ideas ¿no creéis?