30/7/09

LA VIDA EN UN PUÑO

A veces pienso si hubiera una inundación como la que viví a los cuatro años ¿qué me llevaría?
Recuerdo la tragedia del Carmelo, un barrio de Barcelona, donde se desplomó un bloque de pisos. Salió un hombre por televisión diciendo: “mis recuerdos, mis fotografías” No dijo mi lavadora, mi televisor, habló de lo que más valía para él en el mundo, sus viñetas en papel que eran el resumen de su vida.
Cuatro cosas nada más nos llevaríamos, aquellas que no valen su peso en oro, aquellas que son invendibles, porque en ellas está todo lo que fuimos, lo que soñamos ser, ilusiones, algunas rotas, porqué no, de lo que nos hicieron como somos.
La reina “Juana la loca” guardaba en un cofrecito lo más valioso para ella. Al abrirlo, esperando ver joyas valiosas con brillantes, se encontraron con un puñado de pétalos de rosas.
A veces, cuando paso cerca de un contenedor de basura, me encuentro con cuadros, libros, fotos, dejados en un rincón. Y me pongo a pensar en el dueño o dueña de aquel material. Todo barrido en el olvido de una noche, donde los basureros serán los últimos en tener en sus manos la memoria de alguien que habrá desaparecido o estará en una residencia esperando sus últimos días.
Me alegra ver personas que rescatan objetos anónimos, que un día tuvieron un nombre, y los arreglan para sus hogares. En ellos hay una magia especial de voces mudas que persisten con los años.

2 comentarios:

Apolonia dijo...

Un día en el rastro compré un libro viejo, de segunda mano. Me encanta como huelen los libros, y aquel, de poesía, tenía un olor especial, y me atrajo de forma irremediable.

Abrí la primera página, y había una fecha y un nombre. Letra de mujer. Una letra preciosa. El nombre: Mariana.

Por un euro conseguí los poemas que llenaron las noches de alguien, y algo más. Había una carta de amor entre las páginas. Una carta de amor, y una foto, que no fueron enviadas. Me da pena que él nunca recibiera esas palabras...

Besos sentimentaloides.

REVUELTA dijo...

Pum, esas palabras no cayeron en el olvido, fueron a parar a alguien que las apreció enormemente. ¿No es mágico esto?
Un abrazo mujer de los sueños