17/5/08

EDUARDO, UNA LÁGRIMA DE ESPERANZA

Algún día hablaré de él. De momento, solo sé que no hay día que pasa que no lo recuerde. No he superado su pérdida. Veinticinco años ya que dejó de estar con nosotros y el último recuerdo que tengo suyo es una lágrima que resbalaba por su mejilla hasta que expiró.
Mi hermano me dejó un catorce de enero de 1983 y el frío invierno trajo, con sus lágrimas heladas, un manto de nieve raro en esta ciudad. Tanto lloré que el hielo se deshacía entre el calor y la sal.
Hoy, después de veinticinco años, veo brotar geranios en mi ventana y pienso… tal vez haya primavera en mi recuerdo.
Estuvimos separados de niños, no entiendo por qué. Mi padre decía que en el pueblo con mis tíos estaría mejor estudiando, pero eso no nos valía ni a él ni a mí.
Desde pequeño se dedicó a leer a “los clásicos”.
Las cartas que escribía, con dibujos hechos a boli, eran nuestro único contacto.
Nos encontramos los dos en Barcelona cuando él tenía catorce años y yo diez. Al principio fue dura la convivencia, pero nos acostumbramos y no podíamos pasar el “uno sin el otro”. Era una persona que tenía una voluntad de hierro. Al contrario de mi que todo se le daba fácil. Mi memoria me bastaba para adquirir aquellos conocimientos que se me impartían. Yo no hacía ningún esfuerzo. En cambio él estudiaba, leía, se instruía, se preocupaba por todo. Llegó la adolescencia y la madurez y me di cuenta que mi hermano tenía una sabiduría especial.
Llegó la época de ir a la mili. Le tocó en Gamarra, un pueblo de Vitoria. Allí intentó aprovechar el tiempo adquiriendo más conocimientos, leyendo y aprendiendo las costumbres del lugar. Era fuerte, me contaba que en invierno, con las nieves asomando en los campos, se duchaba con agua fría. Respecto a los compañeros que estaban con él estableció una buena relación. Coincidió que no tenían barbero y se cortaron el pelo los unos a los otros, como él fue el que lo hizo mejor lo nombraron barbero y, con ello, se ganó buenas propinas. En una ocasión un soldado con pinta de señorito se metió con otro de etnia gitana y le dijo si él alguna vez le habían dado tan bien de comer como aquí. Él se interpuso ante la injusticia y le llamó al soldado “señorito papafrita” y le empujó. Ante la discusión apareció el sargento y preguntó qué había pasado, el silencio reinó en la escena y, como premio, mi hermano fue castigado a limpiar las letrinas. Se ganó la admiración del “señorito”, que le pidió perdón y cambió de actitud, y de todos los que habían estado allí. En los ratos libres enseñó a leer y escribir al chico de etnia gitana. Éste llegó a preguntarle por qué lo hacía. Mi hermano le contestó que porque le parecía injusto que él no supiera y los demás si. Se hicieron buenos amigos.
Jamás se las dio de nada. Recorrió todo el norte de España invitado por sus compañeros. El chico que aprendió a leer le dijo que su casa siempre estaría abierta para él.
Volvió a casa con una pila de libros, con su estuche de cortar el pelo y con una suculenta libreta de direcciones .
Durante la cena, apagábamos el televisor y nos deleitaba con lo que decía, ya fuera investigaciones científicas, o anécdotas de su vida y de su trabajo.
Una vez fui por curiosidad a una reunión suya de empresa y vi, asombrada, que todos los sindicatos se lo disputaban. Era increíble.
Su forma de ver las cosas, de exponerlas nos dejaba a todos boquiabiertos. Descubrí entonces la persona que era, cada vez más entrañable para mí.
Su pasión era el fútbol, que compaginaba con el trabajo y los estudios. Cada día iba a trabajar a las siete de la mañana, regresaba a casa a las tres, comía y se iba a la Universidad. Volvía a las diez de la noche y se ponía a estudiar.
Conoció una chica, Montse. La ayudó a retomar sus estudios, estuvo enseñándola hasta que los acabó. El amor hizo lo demás.
Compraron un piso y lo arreglaron y el 30 de Julio de 1982 se casaron.
A primeros de Agosto nos llamaron a Guadix que estaba muy enfermo. Habían ido de viaje de novios a Palma de Mallorca y le dio un dolor. Lo trasladaron a Sant Pau en Barcelona y nos dijeron que tenía un tumor maligno en el hígado. Su vitalidad y su juventud hacía que el mal se extendiera rápidamente.
Qué jugadas nos da la vida, mi hermano ni fumaba ni bebía. Poco a poco se iba consumiendo y no podíamos hacer nada por evitarlo.
Mi cuñada estuvo en todo momento a su lado, un día de alegría y los demás de sufrimiento en silencio, camuflado por su imagen risueña y de ánimos hacia él. Fueron cinco meses de dolor y de esperanzas rotas.
Mis padres se desvivieron por él día tras día. Y yo, no los ayudé.
No puedo seguir, las lágrimas bañan mis ojos y el mundo se emborrona cuando aprieto las teclas del ordenador. Hasta otro rato.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

no somos nada

Win dijo...

Las personas a las que queremos nunca se van de nuestro lado. NUNCA. Vida tras vida nos reencontramos, porque SIEMPRE estamos unidos a ellas por un hilo elástico invisible e irrompible. Mi hermano se fue con 14 añitos y yo tenía sólo once... por eso me ha emocionado tanto esta entrada, y por eso me siento en este instante a un centímetro de ti... Créeme... no lo olvidas ni un solo instante porque tiene su mano en tu hombro siempre... Esa magia me la enseñó el mío... besos gordotes.

Win dijo...

Casualmente se fue en el 83 también...
Señora, me he quedado... sin palabras.

REVUELTA dijo...

Winchester, tu también me has dejado sorprendida. El 83 para nosotras fue un año que tendria que haberse borrado del mapa. Como tantos otros en que algo de nosostros se muere un poquito. Suerte de los alegrones que recibimos que hacen que miremos hacia delante, si no "apaga y vamonos"
Un beso

REVUELTA dijo...

Anónimo, no somos nada y el lio que formamos.

azagra dijo...

Bueno,yo también perdí a mi hermano,mayor que yo,en un año también impar,1993,son cosas que no se olvidan.
Me queda otro hermano que vive en Dos Hermanas (Sevilla).
son putadas que te hace la vida y con las cuales hay que convivir,por eso cada dia es importante y hay que vivirlo como si fuera el último.venga.
Ahora que recuerdo, Dos Hermanas tambien es conocida por Cuatro Tetas

Unknown dijo...

Yo también perdí una hermana, de la que casi no me acuerdo, porque apenas tuvimos relación en cuanto empezamos a crecer. Se marchó de casa muy joven,y de pequeñas ni nos tragábamos. Si hablas con mi madre, ni siquiera existió. Se dedicó a hacer desaparecer todas las cosas de ella, incluídas las fotos. No queda ni rastro de su presencia.

Tú historia me ha hecho sentirme culpable por haberla olvidado.

Pero del que no me olvido, ni me olvidaré jamás, es de mi abuelo. Porque él sigue estando aquí conmigo, y por las noches viene a cogerme la mano cuando duermo.

Un besazo enorme.
Pum

Anónimo dijo...

Joder, menuda historia, cómo se le queda el cuerpo a uno. Todos hemos perdido a alguien querido, así es la vida (mi padre, que era un crack, se murió en el 92). Y lo que nos queda. A seguir divirtiéndonos, que es lo único que vale.
Encarna, escribes muy bien: nos haces sentir cada frase que leemos.

REVUELTA dijo...

Carlos, por cierto, en tu blog, en la foto donde estamos ortando el pastel, sale tu hermano al fondo. Recuerdo la ilusi�n que le hizo que por fin te casaras.
Maria Jos� p�ginas amargas para olvidar y p�ginas dulces para recordar. Reconozco que a veces he releido el escrito que hiciste sobre tu abuelo en tu blog. y es como si siempre estuviera all�.
Xcar, recuerdo que me hiciste llorar cuando me hablaste de la p�rdida de un ser querido.
!Jo! mierda de heridas que cuesta tanto cicatrizar.
Un beso

azagra dijo...

bueno venga va,un dia nos juntamos todos y montamos una banda,"The allmas sin brother band" y nos vamos a los monegros a tocar,a ver si asi se riegan esas tierras.
Que como decian los Europe,el final de la cuenta atras esta cada vez mas cercano.
ouh yeah

Unknown dijo...

Azagra no seas cínico.... Ninguno de nosotros somos personas que se deleiten con el sufrimiento, ni nos hundimos en él. Somos sabios, y sabemos que hay que aprovechar el tiempo, el poco tiempo que tenemos. Pero los recuerdos, los buenos y los malos, nos ayudan a ser lo que somos muchas veces, aunque duelan. Y precisamente los que duelen hay que sacarlos a la superficie de vez en cuando, para que nos recuerden que somos humanos. No es malo llorar. Lo malo es abusar de las lágrimas o buscarlas innecesariamente dejando que ellas nos anulen el día a día.

Como decía mi abuela: pase lo que pase, mañana por la mañana levántate y lávate la cara.

Pum

REVUELTA dijo...

Carlos, menos mal que te conozco y se que estuviste en todo momento a mi lado, compartiendo las lágrimas y locura de aquel tiempo.
Luego te doy un meneo.

REVUELTA dijo...

Maria José, me quedo con la frase de tu abuela. Me parece optimista y enérgica. Una compañera me comentó que cuando tuvo su primer hijo estaba fatal, andaba encojida y sin ganas de nada. Una enfermera le dijo: Levántaté, yo te ayudo, lávaté la cara y pintate como acostumbras a hacer y camina erguida. Asombrada me dijo que fue la mejor terapia que pudo tener. Volvió a ser ella misma.
Un beso

Sergi dijo...

Desdeluego,no somos nada.
Un abrazo muy fuerte,Encarna.

REVUELTA dijo...

Sergi, a veces pienso que no somos nada y me deprimo, pero después, me rebelo y digo que sí. Somos parte de la historia, contada y no contada.Yo soy fruto de lo vivido y mis hijas también, y espero que los hijos de ellas guarden nuestra esencia. Eso nos hace proyectarnos a un futuro que todos deseamos sea mejor.
Un beso

Cybernapya dijo...

Yo he de decir que para mí el 2007 será el año que borraré de mi vida, por cosas que me cuesta trabajo decir por aquí, aunque después las cuente vía messenger...

REVUELTA dijo...

Cybernapya, algo me comentaste hace tiempo, espero que los avances tengan un resultado feliz
Un beso.

Rebote dijo...

Me paso regularmente por el blog de Carlos y siempre termino encontrando conexiones entre el y yo, amigos comunes, situaciones vividas... Hoy me doy una vuelta por tu blog y sigo encontrando esas conexiones tambien, especialmente entrañable el recuerdo de un ser perdido-querido (yo tambien he perdido un hermano) y la foto que pones de su pasion por el futbol, esa foto tiene como fondo el campo de la Nova Creu Alta en Sabadell al que yo ando ligado desde niño y que revisito regularmente cuando vuelvo a Rubi.

REVUELTA dijo...

Rebote, me alegra que me hayas dicho que es el campo del Sabadell, siempre había tenido curiosidad pero hasta ahora no sabía donde era. Algún día lo visitaré.
La pérdida de alguien querido, y to lo sabes bien, hace que quieras recordar lo mejor de él.
Un beso

Rebote dijo...

En que equipo jugaba tu hermano?

REVUELTA dijo...

Pues no lo se. Era un equipo de barrio, por la zona de Pueblo Nuevo de Barcelona. Pero se que, aparte de la lectura, el futbol era su afición favorita.

Tio Tizo dijo...

Muy entrañable la historia de tu hermano y vuestra hermandad. No pienses que no le ayudaste, piensa en lo buena persona que era tu hermano. Y que sigue vivo, en tu recuerdo, aunque no puedas verlo fisicamente. Muchos abrazos.