1/10/10

LA RATITA LIBRE

Había una vez una ratita que no se acostumbraba a vivir entre la oscuridad de los túneles de la gran ciudad como lo hacían sus compañeras. Las cloacas le parecían sucias y húmedas y no estaba dispuesta a vivir entre calles de ríos y paredes ennegrecidas. Ella iba a su aire buscando un lugar diferente.
En un momento determinado, porque para ella no existía el día y la noche, vio a lo lejos un halo de luz. Se acercó, levantó su cabecita y miró hacia arriba. Una luz inmensa le atravesó los ojitos y se sintió atraída por ella. Logró trepar y salir a través de un enrejado. ¡Qué maravilla! Pensó. Descubrió una calle con personas que iban de un lado a otro, árboles cuajados de hojas y coches que circulaban como las aguas de donde venía. Miró al cielo azul y el color la enamoró.
-Aquí quiero vivir- se decía.
De repente una persona gritó:
-¡Una rata!
Otras personas se sumaron al grito y empezaron a correr.
La ratita, asustada, también se puso a correr y se decía: -¿Qué habrán visto que causa tanto terror?
La ratita corría de un lado a otro hasta que se vio acorralada por algunas personas. Una de ellas levantó su gran bota y la aplastó.
La ratita, tumbada en el suelo, consiguió una última mirada al cielo azul y, mientras sus ojos se iban cerrando y la oscuridad la iba inundando poco a poco, sonrió. Su pelaje de terciopelo gris se iba confundiendo con el carmín. El cielo adoptó su color y la lluvia apareció, arrastrando su cuerpecito a las rejas de donde había salido.
Días después, fui a aparcar el coche y me encontré una alcantarilla llena de plantitas y flores blancas.
Para todas aquellas personas que se sienten esclavas de su destino. Hay que atravesar las rejas y, aunque sea breve, respirar libertad.

2 comentarios:

coach handbags dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Sublime! No dejo de releerlo de vez en vez para que no se me olvide.