Hace unos días, recordando con Kalitos una poesía de Becquer, me vinieron al pensamiento recuerdos y momentos de ánimo cambiantes en una época de amores y desamores. Había días en que me parecía el más bello libro de amor escrito. Otros decía: vaya cursilería. Mi estado de ánimo jugaba con los poemas a ponérmelos y quitármelos de encima según el momento. Seguro que a vosotros también os ha pasado esto.
Un día estáis melancólicas y os comeríais a besos unas líneas en un papel, otros, quemaríais esas palabras en hacer borrón y cuenta nueva.
Y así somos: sensibilidad y fortaleza. Sensibilidad para sentir todo el amor del mundo y fortaleza para seguir adelante curando las heridas pasadas.
Aquí os presento un cuarteto de Béquer:
¡Llora! No te avergüences
De confesar que me quisiste un poco.
¡Llora! Nadie nos mira.
Ya ves, yo soy un hombre… y también lloro.
Aquí hombre y mujer están codo a codo. El machismo queda relegado a ignorantes. Dos siglos atrás, la sensibilidad de unas palabras son una buena lección para el hoy ¿no os parece?
2 comentarios:
Pues sí, alegra constatar que siempre ha habido hombres sensibles y que nos miran a la misma altura.
Lástima que no sean tantos como deberían.
Jo, he leído que estuviste en Zaragoza. La próxima vez, avisa...
Un besote.
Pandora, desde luego que debería haber muchos más.
Lo de Zaragoza no lo teníamos seguro hasta casi el mismo día de ir. Pero la próxima seguro que haré por verte.
Bezitoz
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