Hoy he paseado por las ramblas de Barcelona. Algo especial me ha llevado a revivir cuando tenía cuatro años. Iba con mis padres. Las luces, sencillas lo iluminaban todo. Los mismos árboles abrazándose hasta formar una glorieta. Recuerdo a la gente con sus abrigos grises. Los quioscos anunciaban las últimas noticias. Otros vendían animalitos deseosos de salir de sus jaulas y encontrar una familia. Pero lo más curioso y mágico para mi era ver el ventanal de los almacenes SEPU. Allí estaba el cartero real. Yo, desde la acera, le pedía todo aquello que deseaba en una carta invisible: estar junto a mi hermano. Seguí yendo cada año y pidiendo lo mismo. Pero esa carta no llegaba a oídos de los que podían hacer realidad nuestros sueños. En casa, me contentaba con una cartera, unos patines, pero mi deseo no se cumplía.
Me conformé con las cartas que el me enviaba, pero eché en falta su calor y compartir nuestras travesuras.
¿Sabéis que os digo? Estos reyes no son tan mágicos como yo pensaba.
2 comentarios:
No, quizá no sean tan mágicos.
Lo único bueno es que cuando pensamos en lo que vamos a pedirles somos conscientes de lo que queremos y serlo nos ayuda a conseguirlo.
Algunas cosas son verdaderamente inalcanzables y otras las tenemos un tiempo hasta que termina su ciclo, pero siempre hay que mirar hacia adelante. En realidad creo que no hay otro camino.
De verdad que te deseo de corazón que este año que comienza sea bueno para ti, muy bueno y en él sigas teniendo las cosas buenas de este año que termina y algunas más.
Beso enorme guapa.
Gracias Pandora. Lo mejor es mirar como dices hacia delante. Porque lo pasado, pasado está y no tiene marcha atrás. Tal vez y seguro que es así, somos fruto de lo que hemos vivido, lo que vamos haciendo y lo que está por venir.
Te deseo lo mejor para este año y los que vienen también.
Eres un cielo.
Bezitoz
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