15/5/08

ANÉCDOTAS DE UNA BODA

He ido a pocas bodas, pero todas han tenido anécdotas.
Recuerdo la de un primo de Carlos. Al salir del trabajo nos fuimos en autocar a Madrid, donde se celebraba. Nuestra indumentaria eran tejanos y sudores. Llegamos a la ciudad y nos dejó el autocar en su estación al otro extremo donde se celebraba la boda. Íbamos con el tiempo justo. No tuvimos más remedio que cambiarnos en los lavabos. En el de hombres había un borracho. Carlos entró de tejanos y salió con su impecable traje. El borracho, me contaba Carlos, alucinó con la visión. Yo salí con vestido largo y ceñido, incómodo para dar los pasos que yo quería.
Llegamos a la iglesia con las bolsas de viaje y toda la concurrencia se giró para vernos. Estaban preocupados porque no llegábamos.
Miré hacia todos lados y me quedé asombrada con el lujo que había allí.
Llegó la hora de la celebración culinaria. Fuimos a un gran hotel, como nos habían dicho. Llegamos y el metre nos hizo una reverencia. Yo no estoy acostumbrada a ver esas cosas, pero decliné mi cabeza unos centímetros por cortesía. Nos adentramos en un salón con cortinajes a juego con la mantelería de las mesas. Los camareros nos ofrecieron exquisitos canapés que, aunque no tenía ni idea de lo que eran, disfruté saboreándolos. Las personas que había allí nos saludaban cortésmente y nosotros respondíamos con agrado. Vimos a la novia, nos saludó y nos dimos un beso, iba preciosa, pero no la conocíamos porque solo conocíamos al novio. Después de veinte minutos intercambiando conversaciones vimos al novio. Y cual fue nuestra sorpresa que él no era el primo de Carlos sino un desconocido. Es más, no conocíamos a nadie. ¡Nos habíamos equivocado de boda! Nos despedimos sigilosamente, diciendo que teníamos un compromiso y, en ese momento, odié no tener una obertura mas larga en mi falda para decir “pies para que os quiero”. Nos fuimos de allí y encontramos finalmente nuestra boda, aunque ya íbamos hartos de tantos manjares y cócteles.
Tuvimos que decir al primo de Carlos lo que nos había pasado y fue motivo de carcajadas y risas de todos los que allí estaban.
Seguimos la fiesta y nos fuimos a la azotea de un rascacielos. En el césped perdí un zapato. Al cuarto de hora de andar con un zapato invisible para que no se notase su ausencia, apareció en un rincón. Me lo puse y nadie se dio cuenta. La belleza de un Madrid nocturno me cautivó y me dejé llevar hasta que los primeros rayos de sol aparecieron sobre los tejados. Era el momento de despedirse y descansar.
No he encontrado ninguna foto de la boda, qué lástima.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

A Pum y a mí nos pasó algo parecido. Llegábamos tarde a la boda de una prima mía y cuando llegamos a la iglesia, nos metimos en el bar de enfrente, pensando que allí estaría toda mi familia. Al no ver a nadie, nos metimos en la iglesia.
Al cabo de 10 minutos mirando a todo el mundo nos dimos cuenta de que no era en esa iglesia. ¡Para una vez que entro a una boda!
Una pena que no os viniérais a la de Marcos y Mayte, que allí sí que nos lo pasamos en grande.
¡A tope!

azagra dijo...

A mí me pasó lo mismo en otra boda,estaba en el bar de al lao de la Iglesia,esperando en la terraza,habia una tele y estaban echando Duelo en el atlantico norte,una de Humphrey Bogart en blanco y negro,antes de llegar al intermedio me dí cuenta de que el que se casaba era yo. asi que dejé la peli y me fui al lio.
tuve que esperar 23 años para bajarmela del emule.
eso si,la espera mereció la pena.

Anónimo dijo...

Esa peli tampoco es gran cosa, así que...

REVUELTA dijo...

Ya me acuerdo de la boda de Marcos y Mayte, que fue en verano y estábamos fuera.!Cachis! me hubiera gustado estar. Ay que ver lo que dice Carlos, perderse nuestra boda por una peli de segunda y encima en blanco y negro. Si lo llego a saber no me caso con él, jejeeee!!!!

azagra dijo...

oye encanna,pues nos divorciamos,nos volvemos a casar y hacemos una boda como la de Marcos y Mayte.
ese dia procurare que no echen ninguna de Bogart

Win dijo...

Azagra y Encarna ¿vivís en la misma casa y os contestáis por el pc?? jajajajaja... ¿pero tenéis dos ordenadores u os cedéis la silla?

azagra dijo...

tenemos no dos,sino cuatro ordenadores-dos fijos y dos portatiles-en esta casa estamos muy intercomunicaos.
No es que estemos siempre enganchaos,pero asi cuando alguien lo necesita no hay problemas.
Eso si,a la hora de cenar corto el wi-fi y todos a la mesa

REVUELTA dijo...

Estar con del ordenador, con una cervecita al lado mientras te fumas un cigarrillo, para mi es un momento de relax. Pero si solo tuviéramos uno...¿adivina quien se quedaría sin él?, jejeeee.