Hoy me siento satisfecha. He encargado dos ramos de flores para dos personas que nos hace mucha ilusión a mis compañeros y a mi ofrecerles. He dicho a la dependienta como los quería y, mientras jugaba con los colores, he leído una frase que había en la pizarra de la tienda: “La calidad de tus pensamientos determina la calidad de tu vida”.
Tras unos sorbos dorados el mundo parecía más llevadero. Minutos después, el aroma de unas flores de invernadero inventado en mi mente, me hacían volver a la floristería. Allí estaban los ramos con mil mensajes escritos en pétalos de colores.
¡La frase ha cobrado vida!
1 comentario:
que lindo!! si tú los elegiste seguro que los colores eran perfectos!!
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