25/12/08

NAVIDAD EN LA PLAYA

Hoy, después de ver a los bañistas que, como año tras año, desafían al frío y se zambullen en el puerto de Barcelona, para celebrar el día de Navidad, yo no he querido ser menos. Bueno, solo me he atrevido a mojarme los pies. La playa de la Barceloneta estaba desierta: el mar y yo. Con los pies descalzos, sorteando las piedrecitas que la marea había depositado, he sentido el frío contacto del agua en mi piel. Dolía la sensación, pero el juego del agua era mucho más gratificante. Después de un rato a merced de unas olas dormidas, he caminado por la arena y una grata sensación surgía de las pisadas. Me he puesto las botas y los pies, embutidos en los calcetines color de cielo, se recreaban diciéndome: tenemos que volver. El mar, el cielo y la arena son tesoros que deseo compartir con vosotros. Dicen que después de la tempestad viene la calma. Hoy creo que la felicidad es posible.

2 comentarios:

Apolonia dijo...

Me hubiese gustado pasear contigo, las dos descalzas sobre la arena, ... ¿Cómo no voy a quererte?. ¿Cómo no querer ser amiga tuya? Eres capaz de disfrutar de las cosas pequeñas, y las sientes de una forma con la que me siento muy identificada, ...

La felicidad está destinada a la gente como nosotras, que sabemos disfrutar de las pequeñas cosas importantes que van construyendo los días, y que no deseamos demasiado lo que no tenemos.

Un beso enorme.

REVUELTA dijo...

Pum,aunque el mar es siempre es una aventura, ese dia estaba impresionante. El color, la luz y las sensaciones se juntaban en una mañana esplendida. A ver cuando podemos pasear por la playa!
Un beso